Como ya dije en gráfico, a veces los cambios se esperan con un gran vacío en la panza, aunque uno sepa a nivel intelectual que son buenos. No queda más que esperar a que lleguen, para comenzar a desanudar las tripas y los nervios. Afortunadamente, llega la realidad a disipar las quimeras que nuestra ansiedad liberó y, poco a poco, vamos recuperando la cordura.
En mi caso, el cambio se refería a dejar una empresa que fue realmente importante para mí, para moverme a otra que promete cambiar bastante mi estilo de vida. Hay muchas cosas que he pensado al respecto del cambio, y es benéfico, pero a nivel de tripa estaba bastante intranquilo.
Una semana después del evento las cosas se comienzan a tranquilizar, el nervio se relaja y la emoción asociada al aprendizaje y la experimentación vuelve a tomar el asiento del conductor, mientras el stress y la duda vuelven a la cajuela.
Uff...
1 comment:
Sí, y los viernes sales a la hora en que uno sigue en friega, que es cuando tu sonrisa Colgate nos restriega a todos, simples sublunares asalariados, que tenemos que seguirle frente a la compu hasta que suene la chicharra, poniéndole fin a la esclavitud... Por lo menos hasta el siguiente lunes.
Ash!!! Suertudote...
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