En un artículo del día de hoy, Guillermo Ortega hace referencia a la forma en que los grupos de presión deforman el concepto de legalidad, convirtiendo ofensas y actos ilegales (castigables por la ley) en expresiones políticas y de opinión (que no pueden ser perseguidas).
Una de las deformaciones más perniciosas es la que convierte las palabras "aplicación de la ley a individuos y grupos violentos" en "represión a luchadores sociales". En el caso específico de la APPO (cuyo nombre ya nos da pistas sobre la calidad de la gente que lo integra... Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca?? que algún maestro de la Sección 22 les explique lo que es la redundancia), todos hemos sido testigos de cómo destrozaron la vida económica del centro de Oaxaca, transformando a la sociedad oaxaqueña en un rehén de sus peticiones. Aunque no puedo defender a Ulises Ruiz (quién podría, aparte de un priísta?), me queda claro que la APPO solamente jugaba a cubrir sus chantajes y extorsiones con un manto de lucha social, y sus métodos hablan más claro que sus discursos. Los verdaderos luchadores sociales NO destrozan la sociedad a la que dicen ayudar. Recordemos a Gandhi y sus métodos para luchar contra el imperialismo británico en la India. ¿Hay acaso algún paralelismo con la actitud de la APPO? ¿Tal vez del EZLN? ¿Tal vez en la de AMLO? ¿Nooooo, en serio?
Igual juega AMLO con las palabras, al insistir en que es el "Presidente legítimo". ¿Sabe acaso que la palabra legítimo deriva de la palabra ley? Sin embargo, insiste en disociar la palabra de su significado real, para convertirla en un símbolo de su rechazo a la ley.
Para aquellos que leyeron la excelente novela apocalíptica 1984, de George Orwell, estamos ante un ejemplo clásico de doblepensar y neolengua. Asusta, ¿no?
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